EL 9 DE OCTUBRE ES EL 9 DE OCTUBRE

Esto, que parece un simple juego de palabras, una obviedad vacía, contiene en realidad un significado que se ha de explicar. Y la explicación es clara si completamos el título, que viene a decir: “La festividad del 9 de Octubre se celebra el día 9 de octubre”, o también (es un título "capicua"): “El día 9 de octubre se celebra la festividad del 9 de Octubre”.

Efectivamente, el mismo nombre de la festividad coincide con el día que se celebra. Y si eso es así es, precisamente, porque es lo que han querido desde el principio los responsables políticos. La festividad tiene otro nombre: Día Nacional Valenciano. Los representantes políticos podían, ¡debían!, haber insistido en esta segunda denominación hasta convertirla en el nombre oficial y habitual, dejando como secundario, como subtítulo, el de 9 de Octubre.

Pero ha sido justo lo contrario, lo que han procurado es eliminar cualquier referencia “nacional valenciana” que implique una carga reivindicativa que detestan y dejar la fiesta en una manifestación descafeinada, un recuerdo histórico de viejas glorias pasadas; y, si no fuera por la participación activa y emocionada de la gente (la que no se muestra en Canal 9), ya la hubieran convertido en una fiestecilla de calle más. Y precisamente es porque así es como la consideran, que no se lo han pensado dos veces a la hora de proponer trasladarla al lunes.

SER VALENCIANO ES SER VALENCIANO

Si hablamos de obviedades que se han de explicar, esta se lleva la palma. A estas alturas del siglo XXI aún hay quien se pregunta qué es ser valenciano. Y no solo los de fuera, sino también los nacidos en la tierra. Pera algunos ser valenciano no es más que una forma de ser español, confundiendo la causa con el efecto. Porque recordamos que el hecho valenciano no surgió como una manifestación peculiar de la españolidad, sino al contrario, el Reino de Valencia, que existía desde hacía siglos, se unió a otros reinos para conformar España. Por tanto ser valenciano no es ser levantino (español de levante), porque Valencia no es una parte de una entidad superior, sino una entidad en si misma que se unió políticamente a otras para conformar una entidad nueva.

Por otro lado están los que piensan que los valencianos somos "paísicolas", una especie de colonia catalana que ha olvidado su origen; en este caso no hay confusión entre causa y efecto, sino una estremecedora ignorancia de la Historia. Difícilmente una Cataluña que no existía en 1238 hubiera podido dar carta de naturaleza a un Reino de Valencia que existía desde hacía siglos, les últimos bajo dominio musulmán.

La identidad valenciana, por tanto, es autónoma, surgida de la consciencia de los habitantes de estas tierras de conformar un colectivo con unos referentes comunes propios, diferentes a los de otros pueblos, y con la voluntad de afrontar juntos los retos que depare el futuro.

Procesión del 9 de octubre en los años 30

SER VALENCIANISTA ES SER VALENCIANISTA

¿Puede ser valencianista un político que no toma una decisión que convenga a los valencianos si no es del agrado de sus cabezas de partido en Madrid? ¿Puede ser valencianista quién está dispuesto a sacrificar el presente y el futuro de los valencianos para no perjudicar los intereses “centrales”?

¿Puede ser valencianista quién muestra un desprecio absoluto por el Pueblo Valenciano al negarse a hablar y cuidar su lengua, la creada por ese pueblo, y preferir hablar otra ajena? ¿Puede ser valencianista quién une indisolublemente el futuro del Pueblo Valenciano al de otro pueblo, en una relación de vergonzosa sumisión?

¿Quién puede ser valencianista sino quien tiene como referente el Pueblo Valenciano y su Historia? ¿Quién puede ser valencianista sino quien aspira a potenciar el hecho valenciano, y procura conseguir las mejores condiciones de vida para sus conciudadanos? 

La respuesta a estas preguntas es evidente. Y no obstante hay muchos valencianos que todo eso no lo tienen claro. La explicación es que mantener esta confusión favorece los intereses de algunos. Intereses que, obviamente, no son los del Pueblo Valenciano.

Revista Rogle de octubre de 2012