Hemos retrocedido veinte años en la historia de las fallas, recuperando la cremá de una falla hecha de cartón piedra en lugar de poliestireno expandido, como ya es habitual en estos tiempos; seguro que algunos jóvenes no las habrán conocido, y otros menos jóvenes las echarán de menos... Un buen momento para recrearnos recordando el arte de la cremá.


En 1992 RTVE nos ofrecía la nit de la cremá (noche de la quema) por partida doble, fue retransmitida por dos grandes profesionales valencianos de radio y TV, con exquisita elegancia y con un notable cariño por Valencia, su tierra. La periodista Concha Crespo se ocuparía de la falla ganadora del primer premio, El Pilar, mientras que el veterano Joaquín Prat, haría lo propio con la cremá de la falla de la Plaza del Ayuntamiento.


Fue una noche de las que no se olvidan, con una cremá de auténtico lujo, ya que además, el castillo de fuegos artificiales de la la Plaza del Ayuntamiento, estuvo a cargo de la centenaria pirotecnia Brunchú de Godella (Valencia).

Como broche de oro, cerrando la retransmisión, las imágenes de las llamas devorando los restos de un arte convertido en cenizas, acariciadas por las notas del Himno Valenciano, interpretado en Lengua Valenciana por una voz inconfundible, Enric Pastor "Pastoret".



Respaldado por un amplio y excelente palmarés de premios obtenidos en diversas categorías, incluyendo fallas de Sección Especial como Exposición, Plaza del Mercado, La Merced, Na Jordana o El Pilar y Bailén-Játiva, donde se alzaría con el máximo galardón, el artista fallero, José Martínez Mollá, (Játiva, Valencia, 1939), plantaba por tercer año consecutivo en la "difícil" Plaza del Ayuntamiento.


Y lo haría con una falla de gran magnitud, "Carmen", con una altura aproximada de 30 metros y rodeada de una gigantesca escenografía en sus bases, las cuales alcanzaban los 32 metros de diámetro.

Como remate y figura central de la falla se encontraba "Carmen", que representaba a una escultura inspirada en la famosa bailaora sevillana, Pastora Imperio, la cual se conserva en Buenos Aires y forma parte de la célebre serie de figuras Las Bailaoras, obra del ilustre escultor valenciano Mariano Benlliure.


Además, por primera vez en la historia de todas las fallas plantadas en la Plaza del Ayuntamiento, la falla gozaba de movimiento giratorio, la monumental figura de La Bailaora, de 20 metros de altura, giraba sobre sí misma, mostrando una perspectiva distinta en cada momento y acaparando la atención de cuantos visitantes se acercaban a ver la falla.