Prudencio, un humilde barbero con ínfulas de grandeza, traspasa su barbería para promocionar con el dinero de la venta las carreras de sus hijos Antoñita y Casildo, como cupletista y torero respectivamente. Al enterarse de la venta, su esposa Feliciana monta en cólera y, tras una gran discusión entre los cónyuges, Prudencio y sus hijos abandonan su casa en pos de la gloria.

Ambos hijos fracasan en su debut: Casildo resulta ser un torero desastroso y Antoñita es abucheada por su falta de talento y de gracia. Junto a su padre, regresan arrepentidos al hogar familiar, temerosos ante el esperable recibimiento de Feliciana, pero ella, haciendo gala de un amor de madre a la par con su genio, les perdona y recibe con los brazos abiertos.