Corría el año de 1333, siendo rey de Valencia Alfonso II (IV de Aragón), llamado el Benigno, cuando se produjeron los hechos que llevarían a lo que hoy conocemos como la Gesta de Vinatea.

Alfonso II había sido coronado rey en 1328 y había jurado los Fueros de Valencia, que recogen los derechos y libertades del pueblo valenciano, añadiendo uno cuya importancia sería fundamental para nuestra historia: El rey no podría hacer donaciones de villas y tierras a la nobleza.

Un año después, el rey se casaba en segundas nupcias con Leonor de Castilla, mujer viuda de carácter dominante, que pronto controlaría al débil rey Alfonso. De esta manera, Leonor fuerza al rey a firmar un acta de donación de las principales ciudades y villas del Reino de Valencia (Alicante, Castellón, Játiva, Sagunto, Alzira, Morella y Burriana) para dárselas en feudo a su hijo Ferrán, hijo de su anterior matrimonio.


Esta donación suponía un "Contrafuero", tanto por el derecho otorgado años antes por el propio rey, como por uno de los derechos otorgados por Jaime I el Conquistador, el reconocimiento de la integridad del Reino de Valencia, como un único reino indisoluble. Además, este acto debilitaba el "brazo popular" de las Cortes Valencianas, en beneficio del clero y la nobleza.

Por ese motivo, el pueblo valenciano, y en especial los vecinos de las villas y ciudades afectadas, acudieron indignados a los jurados de Valencia en solicitud de soporte y defensa. Los jurados, encabezados por el Jurat en Cap, Giner Rabasa, se reunieron para deliberar cómo responder ante los sucesos. Viendo que ninguno daba el paso adelante, se presenta voluntario como portavoz del pueblo, Francesc de Vinatea, jurado por Morella (Castellón), su ciudad natal, un hombre enérgico e insobornable, aún sabiendo que era probable que no saldría con vida.


Vinatea reunió a las fuerzas ciudadanas y ocupó la ciudad, dándoles orden de tomar el Palacio Real y someter al ejército si éste recurría a la violencia. Entró al palacio al frente de todos los jurados y se enfrentó al rey y a su mujer, con cortesía y respeto, pero con la firmeza que le daba la fuerza de la razón. Así, expuso al rey cómo se sorprendía por la decisión que había tomado, y las consecuencias que ésta podía llegar a tener: La división del Reino, su empobrecimiento, y la pérdida de derechos del propio hijo del rey, el futuro Pedro II el Ceremonioso.


El rey, reconociendo el valor de Vinatea y que la razón estaba con él, aceptó la petición del pueblo. La reina, por su parte, montó en cólera y perdió los papeles:

Dicho esto, el rey anulo las donaciones, mientras Francesc de Vinatea era recibido por el pueblo como un héroe... Lamentablemente, no pudo disfrutar mucho tiempo del respeto de sus conciudadanos. El mismo año que Vinatea pasaba a la historia, 1333, enfermaba gravemente, muriendo el 2 de agosto de ese mismo año.

Hoy, 676 años después de su muerte, nos queda el recuerdo de su Gesta, su ejemplo de firmeza, valor y energía en la defensa de la Ley (Los Fueros), de la Justicia y de los derechos e intereses colectivos. Vinatea sentó un precedente único en toda la historia de la democracia en Europa, al enfrentarse a los monarcas, dando un ejemplo de civismo y razonamiento pacífico. Los valencianos contamos con un héroe civil y civilizado que protagoniza el primer triunfo en Europa del constitucionalismo.