Cada lunes siguiente a la Pascua Florida, día en que se celebra la festividad de San Vicente, las calles de Valencia se pueblan de pequeños escenarios artesanales para recordar una parte de la historia viva de la ciudad y Reino de Valencia: Los Milacres de San Vicent (Milagros de San Vicente), representaciones teatrales realizadas íntegramente por niños y que siempre tienen como pieza argumental uno de los muchos milagros atribuidos a San Vicente Ferrer, Santo Patron del Reino de Valencia.


La representación de los Milacres de San Vicent se remonta a 1461, seis años después de la canonización del santo por el papa valenciano Calixto III, cuando Juan Garrigues levantó el primer altar vicentino en la calle del Mar, según cuenta el cronista Marco Antonio Orellana, en agradecimiento al milagro que San Vicente había realizado al sanar a su padre, Antoni Garrigues. Este primer altar solo contaba con un retablo del santo, pero con el paso de los años se fueron añadiendo elementos, como flores, telas preciosas o figuras representando los milagros conocidos.

Poco a poco, lo que en un principio era algo personal y limitado a la calle del Mar, se extendió por toda la ciudad de Valencia, naciendo así altares como el del Mercado o el de Tros-Alt (o Tossal), en los que comenzaron a incluirse pequeños carteles con versos sobre el milagro. En 1638, con motivo del cuarto centenario de la entrada en Valencia del rey Jaime I, se erigió en una plazuela próxima a la calle del Mar un nuevo altar de mayores dimensiones, donde se recitó una loa a San Vicente. Esta loa sería imitada por el resto de altares-escenarios, añadiéndose poesías, diálogos e incluso conversaciones entre los personajes representados.

Tras ser prohibidos durante el siglo XVIII (Prohibición que las autoridades municipales hicieron caso omiso), en 1810 se dio absoluta libertad para la instalación de altares. Por estas fechas se empiezan a editar con regularidad los textos dramáticos, escritos en su gran mayoría en Lengua Valenciana. El número de Milacres impresos pasa de los doscientos, destacando entre otros los de Josep [Chusep] Bernat i Baldovi, Eduart Escalante, Rafael María Liern o Joaquín Badía y Adell, un auténtico especialista en estas obras.


En la actualidad, gracias al trabajo de la Junta Central Vicentina, que engloba a todos los altares de la ciudad, y de la cual también forma parte la asociación cultural Lo Rat Penat, los Milacres de San Vicent siguen siendo una de las representaciones culturales más importantes de Valencia, manteniendo viva una tradición forjada a través de los siglos.

- Junta Central Vicentina
- Valencia y su Reino, Francisco Almela y Vives (Páginas 650-654)
- Asociación cultural Lo Rat Penat
- Uiquipedia valenciana