Cuando se habla de cómic valenciano, es inevitable recordar la figura del que posiblemente sea el personaje más importante de las historietas valencianas, y uno de los más importantes del cómic español: Pumby, el gatito feliz. Creado por José Sanchís en 1954, y presentado en el número 260 de la revista de Editorial Valenciana "Jaimito", pronto se convertiría en un ídolo para pequeños y mayores, siendo publicado ininterrumpidamente hasta el cierre de Valenciana a finales de 1984.



Así cuenta Sanchís cómo nació el personaje:

En la ciudad nunca tuve gato. Sólo en los años ochenta un patito, al que puse Samuray y que metí en las historietas de Robin Robot. Su simpática historia requeriría otro reportaje, así que igual os la cuento en otra ocasión. Un día que regresaba a casa harto cargado, me veo un gatito negro de morro blanco que me contempla; le digo, sin hacer ningún gesto: ¡Apártate, Pumby, que voy! El gatito se levanta ¡Y se aparta sin más!

Mientras estuve en el hospital convaleciente de un grave accidente, me entretenía haciendo caricaturas de diferentes animalitos. Los gatos, ¡cómo no!, eran mis favoritos. Esta práctica dio pie al nacimiento de la figura artística de Pumby, pero debo reconocer que mis primeros intentos no fueron muy acertados, por lo que las historietas iniciales eran de una sola página y la revista tardó bastante en aparecer. La primera historieta de Pumby se publicó, sin el nombre, en el núm. 260 de Jaimito. No desanimé y seguí en el empeño de que el gatito fuera una verdadera creación. Practiqué sin descanso hasta conseguir darle la "garra" necesaria para interpretar historietas de "largometraje" e incluso añadirle un buen plantel de personajes secundarios (Chivete, Blanquita, Rayitas, Super Pumby…). Fue un "parto" bastante laborioso, pero ahí está la obra, guión incluído.

A lo largo de sus aventuras, y siempre acompañado de su querida Blanquita y de su gran amigo el Profesor Chivete, Pumby ha viajado por los lugares más insospechados, reales e imaginarios, y por infinitos universos fantásticos surgidos de la mente de su creador. Así, Pumby viajaría desde las profundidades del mar, hasta el espacio más lejano, pasando por mundos tan increíbles como "El País del Ajedrez", "El Reino Vegetal", "Jauja", "Cacolandia", "Paraguaburgo", "El Reino de las Artes Animadas", por nombrar solo algunos de los mundos visitados por Pumby y sus amigos, en unas historias que van más allá de la simple ciencia-ficción o de los cuentos y fábulas clásicas, en las que, a pesar de lo fantástico de sus historias, son regidos por la lógica. Por contra, los mundos de Pumby tienen su propia coherencia interna, que puede ser incomprensible desde nuestro punto de vista.