De todas las milicias urbanas que, atendiendo a las convocatorias de los Reyes de Valencia -y alistadas y encuadradas por la Ciudad- se constituyeron en eventuales circunstancias de peligro o en carácter fijo en la nuestra insigne, coronada, y dos veces leal Ciudad de Valencia, destaca por su firmeza, constancia en el servicio, y por su congraciada popularidad, la "COMPANYA DEL CENTENAR DEL GLORIOS SAN JORDI" [Compañía del Centenar del Glorioso San Jorge], o compañía del "CENTENAR DE LA PLOMA" [Centenar de la Pluma], por la que era mejor conocida y renombrada, haciendo alusión a la airosa pluma de pato que sus milites ostentaban orgullosos en su yelmo o capacete.

También era denominada "COMPANYA DELS BALLESTERS" [Compañía de los Ballesteros], en atención al arma que desde los mismos orígenes de su institución les era peculiar.



Las mesnadas que en tiempos medievales seguían a los reyes o a los nobles en sus campañas bélicas estaban constituidas por fuertes contingentes de choque o de defensa que reforzaban o combatían a los ejércitos reales. De ahí que los monarcas concedieran privilegios, prerrogativas y exenciones a aquellas ciudades o villas que, atentes y fieles a su llamada armaban compañías de ciudadanos -a pie o a caballo- dispuestas a salir al campo a combatir con lealtad y coraje en su defensa y honor.

En el Aureum Opus Valentiae pueden leerse diferentes fueros y privilegios referidos a estas, nuestras milicias urbanas y a los que en ellas voluntariamente se enrolaban. Buena cantera de soldados, con un aceptable grado de adiestramiento y preparación para el ejercicio de las armas, ofrecían los gremios de los diferentes oficios mecánicos. La misma organización gremial daba armamento y bagaje a los menestrales que se agrupaban en compañías según fuera su oficio o "mester".

Las milicias que se constituían en las ciudades o villas del Reino [de Valencia] estaban compuestas en su mayor parte por huestes de peones o infantes. También por tropas de caballería, estas últimas entre los ciudadanos que tenían bienes propios, y estaban obligados a poseer caballo en propiedad, bien fuera "armat" o "alforrat" (armado ligeramente).



El apuntamiento y alistamiento de estas milicias urbanas correspondía al Consell general [Consejo general], en Valencia, verdadero senado deliberativo (S. P. Q. Valentinus).

Mantenía Valencia, no solo hueste de tierra sino, además, galeras armadas, que en ocasiones prestaba a otros reyes que las solicitaban para defensa de alguna causa justa. La ciudad construyó las [Reales] Atarazanas del Grao, arsenal para guarda y depósito de velas, remos, jarcias, y demás aparejos navales, así como de armes y efectos de guerra.

Del origen, organización, ejercicios, y actividades de la compañía cívico-militar del "Centenar de la Ploma" que, colocada bajo la especial tutela y protección del mártir San Jorge había sido establecida en Valencia para custodia y defensa de la "Senyera del Senyor Rey e de la Ciutat" [Señera del Señor Rey y de la Ciudad], vamos a ocuparnos en las siguientes páginas.

El Centenar de la Ploma,
la primera milicia nacional valenciana