En cada primavera, los vecinos de la ciudad de Castellón se reúnen para celebrar una fiesta, arraigada en la tradición de sus gentes, y que permanece siempre viva, actual y nueva: Las Fiestas de La Magdalena. Durante nueve días, Castellón recuerda su historia y su origen, el orgullo de ser de un lugar preciso; como dice el Pregón, "el orgullo de una genealogía". Porque en La Magdalena Castellón celebra el traslado de la ciudad a su actual ubicación, hace ahora 758 años.

Hasta mediados del siglo XIII, los pobladores de Castellón habitaban en los cerros que rodean La Plana, estribaciones del Desierto de las Palmas. En 1251, el rey Jaime I concede permiso para trasladar la ciudad del monte al llano para poder cultivar sus fértiles terrenos, traslado que se haría efectivo el tercer domingo de Cuaresma de 1252, dando origen a la ciudad de Castellón que hoy conocemos. Este hecho fundacional es recordado todos los años con la celebración de la Romeria de les Canyes (Romería de las Cañas), uno de los principales festejos de los que componen la fiesta de La Magdalena. El tercer domingo de Cuaresma decenas de miles de castellonenses regresan al solar de sus antepasados, en el cerro de la Magdalena, donde aún hoy se conservan restos del pueblo, junto a la blanca ermita de la Magdalena.

La Romería se realiza desde los primeros tiempos, tras el traslado de la ciudad. Según cuenta la tradición, durante la bajada del monte sobrevino la noche y la tempestad; las tierras eran pantanosas y fangosas, y para evitar caerse, decidieron que los adultos llevaran un candil atado en el extremo de cada cayado, y tantear el terreno con cañas a modo de pértigas. Por su parte, los niños llevaban un pan cocido en forma de rollo a modo de collar. Así surgieron los símbolos de las fiestas de la Magdalena: La Caña, el Rollo y la Gayata.

La Gayata es el verdadero símbolo y seña de identidad de las Fiestas de la Magdalena, grandes monumentos de luz exclusivos de Castellón, sucesoras de los cayados con candiles utilizados en las primeras romerías. Una vez más se pone de manifiesto el arte, ingenio y creatividad de los valencianos.

A la vuelta de la Romería, el día de la Magdalena por la noche, se realiza el desfile de Gayatas por las calles céntricas de la ciudad, llenándola de luz, al compás del himno de las fiestas: "Rollo i Canya". Después del desfile, las Gayatas quedan plantadas en distintas plazas de la ciudad, para admiración de propios y extraños.

La víspera del día de La Magdalena se celebra la Cabalgata del Prego (Cabalgata del Pregón), que anuncia el inicio de las fiestas, verdadera muestra etnológica de las costumbres de los distintos pueblos de la provincia. La cabalgata toma su nombre del conjunto de versos que se repiten a lo largo del recorrido y que en voz de la figura del Pregoner (Pregonero) invitan a participar en las fiestas a todos los vecinos y visitantes. La cabalgata es un museo viviente de la mitología, historia, folclore, tradiciones, artesanía, industria, agricultura, fiestas... una auténtica muestra que permite al espectador realizar un recorrido por el pasado y presente de Castellón.

Durante toda la semana se suceden los conciertos de grupos actuales, bandas de música, DJ's; espectáculos pirotécnicos, como mascletás y castillos de fuegos artificiales; actuaciones de grupos de teatro de calle, tanto en Lengua Valenciana como en español; festivales de danzas y música tradicional; certámenes gastronómicos, verbenas, cenas populares... hasta llegar al siguiente fin de semana, en el que se celebra la ofrenda a la Mare de Deu del Lledo, patrona de la ciudad. Esta ofrenda es la más antigua que se realiza en todo el Reino de Valencia.


Al día siguiente, el cuarto domingo de Cuaresma, se celebra en la Plaza Mayor el Magdalena Vitol, que simboliza la culminación de las fiestas. Una gran fiesta en la que se aúnan todos los sentimientos de los castellonenses, se condensa un año de trabajo y esfuerzo por las fiestas de todo un pueblo, la alegría por recordar las tradiciones de la ciudad... El Magdalena Vitol se inicia con un desfile de todas las Gayatas, y de todas las gentes que han participado en los diversos actos de la semana festera. Al llegar al Ayuntamiento la reina de las fiestas procede al encendido de la traca final, que recorrerá las principales calles de la ciudad.

Una vez finalizada, las reinas dan el tradicional grito de "¡¡MAGDALENA!!", a lo que la gente responde "¡¡VITOL!!", una peculiar forma de vitorear a las fiestas y de renovar el compromiso de todos los castellonenses por conservar la memoria de la historia, el respeto hacia las tradiciones y el espíritu participativo y alegre que caracteriza a estas fiestas.