Compositor, promotor, músico, letrista y viajero sin descanso, el maestro valenciano Manuel Penella es uno de nuestros autores más reconocidos a nivel internacional, gracias sobre todo a sus numerosas giras por América, en las que presentaba al público americano sus obras y las de otros compositores.

Dedicó su inspiración a cualquier tipo de música teatral, como un auténtico camaleón musical, convirtiéndose en uno de los músicos más populares de su época, con más de 80 obras escénicas, entre óperas, zarzuelas, revistas y comedias musicales, e incontables piezas del más variado género, entre las que destacan "Rapsodia valenciana", "La Maredeueta" o el pasodoble "En tierra extraña".

Manuel Penella Moreno nace el 31 de julio de 1880 en el valenciano barrio de El Carmen, en la Plaza del Forn cremat (Horno quemado), hoy Plaza de Beneyto y Coll; la afición por la música la hereda de su padre, el compositor Manuel Penella Raga, director del prestigioso Conservatorio de Valencia, y fundador del Orfeón Valenciano, con quien Manuel inicia sus estudios musicales de solfeo, piano y armonía; poco después es tutelado por el maestro Salvador Giner, con quien aprendería composición, instrumentación, fuga y contrapunto.

Aprende a tocar el violín con el compositor valenciano Andrés Goñi, dando su primer concierto en el Conservatorio de Valencia con solo trece años, en el que demostraría ser una gran promesa del violín; lamentablemente, un desgraciado accidente le inutilizaría el dedo índice de la mano izquierda, obligándole a abandonar este instrumento. Tras graduarse con catorce años en el Conservatorio, trabaja durante un tiempo como organista en la iglesia parroquial de San Nicolás Obispo, ubicada en la calle Caballeros de Valencia.

Pronto se ve atraído por el mundillo del teatro, componiendo en 1893 el sainete lírico "El queso de bola", y al año siguiente la zarzuela "La fiesta del pueblo", que se estrenaría en el famoso Teatro Ruzafa de Valencia, cosechando un gran éxito. En 1907, marcha a América como director de orquesta con una compañía de zarzuela; durante su estancia en el continente americano desempeñaría los más variados trabajos, desde sastre a torero, pasando por payaso, marinero o pintor, siendo responsable de la decoración de la iglesia de Taltal, en Chile.

Logra continuar su carrera musical, tras ganar por oposición la plaza de director de la Banda Nº 2 de Artillería de Quito (Ecuador), cargo al que seguirían la dirección de la compañía de ópera Lombarda, y la de la compañía de opereta Scognamiglio; también fue productor y empresario de teatro en Ecuador.

En 1903 regresa a Valencia, iniciando una intensa actividad como compositor, e incluso escribiendo muchos de los libretos de sus obras; así surgen la zarzuela "Amor ciego" (1907), el apropósito "El día de reyes" (1907), el entremés lírico "El padre cura" (1908) o "La perra chica", parodia de la zarzuela "La Patria chica", del maestro alicantino Ruperto Chapí. En 1912 estrena en el Teatro Apolo "Las musas latinas", una de sus obras más importantes, que sería reestrenada posteriormente en Buenos Aires durante su gira por Argentina.

En 1914, ya de vuelta en Valencia, estrena las obras "Galope de amor", "La muñeca del amor", "La isla de los placeres" y "La España de pandereta", zarzuela en la que exagera y falsea el carácter español, criticando la forma en que se veía a la comunidad española desde el extranjero. Comienza a trabajar en la música y el libreto de la que se convertiría en su obra cumbre, la ópera popular "El gato montés", siguiendo el género del verismo español; la obra se estrenaría el 23 de febrero de 1916 en el Teatro Principal de Valencia, a beneficio de la construcción del monumento a Salvador Giner. El éxito de la obra sería inmediato, y en particular, el famoso pasodoble que recibiría el nombre de "El gato montés".

Motivado por este triunfo, decide llevar su ópera a Estado Unidos, y comienza a preparar su nueva aventura americana, que realizaría finalmente en 1922; en su compañía lírica se encontraba una jovencísima cantante valenciana del barrio de Sagunto, descubierta por el maestro unos años antes, llamada Concha Piquer. El 13 de septiembre de 1922 se estrenaba "El gato montés" en el teatro Winter Garden de Nueva York, con un éxito rotundo, permaneciendo en cartel durante diez semanas consecutivas, siendo estrenado posteriormente en el Park Theatre de los hermanos Schubert.

Consciente de la fuerte atracción que el público sentía por el arte y la belleza de Concha, Penella decide convertirse en su promotor, llevando a la joven artista en una gira por los Estados Unidos y México, en el que Concha comparte escenario con célebres intérpretes de la época, como Eddie Cantor, Jeannet MacDonald o Al Johnson; para tal gira, el maestro le prepararía un amplio repertorio, que abarcaba desde el charlestón hasta la canción oriental, pasando por la zarzuela y el pasodoble. Muchas de estas piezas eran obra del propio Penella, entre las que encontramos "El florero", "La maja de rumbo", "Y va de cuento", "La Maredeueta" o "En tierra extraña", el pasodoble que consagraría definitivamente a Concha Piquer como artista.
Tras la decisión de Concha de continuar su carrera por su cuenta, el maestro Penella retoma su carrera como compositor teatral, estrenando un gran número de obras, entre las que encontramos la zarzuela "La última carcelera" (1926), la opereta "El espejo de las doncellas" (1927), la humorada "Ris-ras" (1928) o la revista "¡Viva la República!".

En 1932 estrenaba la ópera de cámara "Don Gil de Alcalá", compuesta para instrumentos de cuerda; una obra poseedora de una belleza cautivadora, incomparable, como ninguna otra en el repertorio de la música teatral española. A esta obra seguirían la original revista "Jazz Band" (1933), y la ópera "La malquerida" (1935), basada en la novela del literato madrileño Jacinto Benavente.